Para entrenar

lunes, 16 de noviembre de 2009

ENTRENAMIENTOS DIVERTIDOS

La pasada semana, Amparo Falcó y éste que escribe decidimos cambiar los entrenamientos aburridos en el llano por dos aventura-cuestas-turismo y subimos al castillo de Jumilla a pesar de que en cinco ocasiones nos dijeron que no se podía porque la carretera estaba en obras (era un tramo de 40 metros que hicimos campo a través) Fuimos por la carretera que era menos empinada que el camino peatonal que tiene una pendiente para pensárselo y que utilizamos para bajar. Muy bonita la subida y cómoda. Además en la bajada pasamos por las callejuelas del casco antíguo, iglesia, pasajes, tumbas romanas, en fin un paseo turístico y sin trafico ni gente.

El viernes el reto fue subir desde la piscina cubierta a Santa Ana, el monasterio franciscano. Los tres últimos kilómetros estan bastante empinados pero el paisaje y el frescor de los pinos te lo hacen más llevadero. Entramos en el monasterio levantando los brazos como el que llega a meta y marcando el gps 6 kilómetros justos. La vista de Jumilla empequeñecida por la altura nos llenó de satisfacción ¿todo eso hemos subido? y una vez recuperado el resuello y aprovechando que estaba abierto el museo, osamos perturbar la paz de los monjes llamando al timbre para que nos dejaran pasar. Entramos por la iglesia a traves del arco con un cristo enorme crucificado y una inscripción que reza que en varias ocasiones el brazo derecho se descolgó y dió la bendición a la congregación, cosa que no hizo con nosotros pobres pecadores. El hermano nos encerró en el museo con el plano-guía de lo que ibamos a ver y con la instrucción de llamar a un timbre al terminar para ser liberados. Increible lo que tienen allí, desde tierra de todos los lugares sagrados de la biblia, colecciones de rosarios confeccionados con los más variopintos materiales, fósiles, restos arqueológicos, recuerdos de misioneros de todo el mundo, herramientas y hasta la reproducción a tamaño real (ínfima) de la celda de San Pedro de Alcántará, que en penitencia estuvo 47 años durmiendo apenas una hora diaria y que se componía de un pedrusco para sentarse y un tronco clavado en la pared para apoyar la cabeza, todo lujo y derroche de mobiliario. He adjuntado la inquietante foto del niño de las uvas con su pelo natural y todo para que os animeis a ir. Yo repetiré ya que no llevábamos dinero encima y no pudimos hacer un donativo para el cuidado del museo. A la próxima en la que espero bajar el tiempo que hicimos.

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